Las instituciones públicas (sobre todo aquellas más cercanas a la ciudadanía como las corporaciones locales u organismos provinciales) han favorecido en los últimos años determinadas herramientas de profundización democrática (como respuesta directa al malestar y la desafección general hacia la democracia formal que se estaba consolidando en las sociedades y que llevaron a peticiones de reformas intensas del sistema representativo) como los presupuestos participativos, los datos abiertos, la transparencia, la participación en la toma de decisiones o las auditorías ciudadanas.
Entre estos instrumentos y mecanismos de “profundización democrática”, se ponen en marcha en la ciudad de Madrid los laboratorios ciudadanos . Unos laboratorios ciudadanos que tienen como objetivo general generar y compartir ideas y conocimientos entre diferentes para resolver problemáticas que afectan a los barrios. Se configuran y promocionan como espacios de experimentación, colaboración y aprendizaje en los que los vecinos y vecinas puedan desarrollar (prototipar) proyectos que ayuden a mejorar la calidad de vida de los barrios.
Todos los proyectos y actividades desarrolladas en estos laboratorios ciudadanos se documentan con licencias libres para que puedan ser replicados y mejorados en otros barrios y ciudades. Es por ello, que en muchos casos se hablan de prototipos de proyectos y no de proyectos en sí.
¿Hasta qué punto los laboratorios ciudadanos que se promueven desde las instituciones y administraciones públicas favorecen la creación de espacios de encuentro o la recuperación de lazos comunitarios que estaban extintos? ¿Son aceptados por los barrios donde se instalan? ¿Son representativos de la diversidad que existe en la ciudadanía? ¿Utilizan un lenguaje accesible a todo el mundo? ¿Es pertinente que este tipo de espacios sean promovidos por las instituciones? ¿Pueden convivir proyectos colectivos autónomos en los barrios con este tipo de espacios promovidos por las administraciones públicas?
Estas son preguntas que me he hecho y me hago desde que conocí los laboratorios ciudadanos de Madrid y algunos otros del resto del mundo, sobre todo de América Latina . No se quiere plantear un conflicto entre autonomía versus instituciones, ni decir desde un punto de vista moral cuales son buenas o cuales malas. La lógica desde la cual se aborda este asunto es política e instrumental: se trata de comprender las potencialidades, límites, desafíos e implicaciones que tienen este tipo de espacios promovidos desde lo institucional y si son herramientas útiles que utilizar para poder mejorar nuestras vidas.
A mí modo de ver y centrándome en el caso de Madrid, estos laboratorios ciudadanos tienen varias limitaciones entre las que destacar principalmente las siguientes:
- Que estos laboratorios no sean permanentes para que la ciudadanía pueda apropiarse de ellos. Son temporales, lo que favorece el efecto paracaidista en el cual los mediadores y técnicos son vistos como otros más que se irán en poco tiempo y no les volverán a ver. La sensación en los barrios es que cuando algo funciona, lo desactivan de alguna manera desde las administraciones.
- La limitación temporal hace que se vea como un elemento ajeno al barrio, sobre todo por parte de aquellos colectivos y asociaciones que llevan más tiempo trabajando la realidad local.
- Hay un limite institucional. Las instituciones son las que marcan las reglas de los laboratorios. La experimentación y la colaboración también está limitada. La metodología es rígida.
- Diversidad. En estos laboratorios suelen participar aquellos vecinas y vecinas que están más concienciados o politizados por lo que no hay una verdadera diversidad que refleje la realidad que existe. Existen dificultades para que colectivos invisibilizados participen en cómo quieren que sean sus barrios. No se llega a toda la ciudadanía y eso deslegitima de alguna manera los laboratorios. El eterno problema de la participación ciudadana y el que una parte represente el todo.
Por otro lado, estos laboratorios tienen una serie de potencialidades y oportunidades que ofrecer a la ciudadanía:
- Son espacios que pueden permitir visibilizar las buenas ideas, las habilidades y los conocimientos que existen en los barrios y no se suelen tener en cuenta por parte de las administraciones.
- Empodera a la ciudadanía dándoles voz y siendo escuchados sobre cómo mejorar sus barrios.
- Favorecen el encuentro, la colaboración y la participación de personas con objetivos diferentes que se van a tener que poner de acuerdo para desarrollar proyectos. Y buscar soluciones.
- Inserta entre la ciudadanía una lógica del hacer basada en la cultura libre y la colaboración.
En definitiva, se trata de analizar de manera crítica todas estos instrumentos de “radicalidad democrática” que con tanto entusiasmo se han puesto en marcha y entender cómo afectan a los barrios y si son oportunidades de emancipación colectiva o se quedan en intenciones sin alcance. Considero que es necesario este debate.
He realizado un video sobre esta cuestión:
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